Y no dejo de pensar que nuestra relación se podía haber salvado, pero no hice nada.
Me quede quieta, mirando como poco a poco se perdían los besos, las caricias, los te quiero, los abrazos, las risas...
Me sigo sintiendo culpable después de todo, y soy la culpable sin duda. Pero sigo sin acostumbrarme a estar sin ti...
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